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29 octubre, 2020El reciclaje del aluminio es bueno para el medio ambiente y la economía, el país que está haciendo las cosas muy bien, es Italia: es el primero en Europa y el tercero en el mundo por su capacidad de recuperar este metal que luego se convierte en coches, cafeteras, vasos, bicicletas…
El aluminio, como todos los materiales metálicos, es fácilmente reciclable por fundición y, si bien en el caso de otros metales la recuperación es importante, para el aluminio esta práctica es fundamental porque es infinitamente reciclable, al 100% y con sólo el 5% de uso de la electricidad necesaria para producirlo.
Las cifras de ahorro son considerables: si para producir 1 kg de aluminio primario se necesitan 15 kWh, para el aluminio secundario basta con 0,75, por ello cada vez más objetos de uso común se fabrican con material reciclado. Este es el caso de la industria del automóvil, donde se recicla el 90% del aluminio utilizado para producir las llantas, así como el 30% del utilizado en la producción de pistones y cilindros y el 40% para la estructura general del automóvil.
Para otros objetos los porcentajes son aún más altos: las cafeteras producidas en Italia están ahora hechas de aluminio 100% reciclado, mientras que para las macetas están en el 90%.
Introducidas a finales de los años cincuenta, las latas de bebida son los objetos de aluminio más reconocibles a pesar de las numerosas intervenciones de remodelación sufridas a lo largo de los años, como la transición de la apertura de rasgado a la apertura de presión, que tuvo lugar en 1978.
Hasta esa fecha la apertura de las latas utilizaba el sistema de apertura fácil, es decir, con el desgarro de la lengüeta hacia arriba, lo que en la práctica significaba la dispersión de las latas en el ambiente. Para superar el problema y recuperar también esa fracción de aluminio, desde 1978 se utiliza el sistema de apertura de lengüeta de permanencia, en el que la lengüeta permanece unida a la lata. Este método, que se introdujo en Europa a finales del decenio de 1990, ha hecho necesario utilizar tres aleaciones de aluminio diferentes, para el cuerpo, la tapa y la apertura, a fin de disponer de un material que ceda lo suficiente para romperse, doblarse y permanecer unido a la lata.
Hoy en día las latas son fundamentales en el reciclaje del aluminio: se necesitan 3 para hacer una montura para las gafas, 37 para una cafetera, 130 para un scooter, 800 para una bicicleta.
El papel de la energía. Hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando se encontraron nuevos yacimientos y, sobre todo, nuevos métodos relativamente baratos para la producción de aluminio primario, este metal se consideraba semiprecioso, se buscaba y se pagaba tanto como la plata. Incluso hoy en día, se siguen necesitando 4 toneladas de bauxita para obtener una tonelada de aluminio primario, pero durante el siglo XX los avances en la tecnología han reducido, no obstante, el precio del mineral en un 90%.
Por otro lado, los precios de la energía han aumentado. La complejidad del procesamiento y el precio de la energía son, por lo tanto, los dos factores que hacen que el reciclaje del aluminio sea fundamental, tanto para la economía como para el medio ambiente.
Italia es muy buena en esto: con una cuota de reciclaje del 70% y una cuota de recuperación de energía (a plantas de residuos-a-energía) en comparación con las necesidades industriales, Italia ha evitado emisiones por 370.000 toneladas de CO2 equivalente y ha ahorrado energía equivalente a 160.000 toneladas de petróleo equivalente (datos de CiAl 2013). Y con 870.000 toneladas de chatarra reciclada, ocupa el primer lugar en Europa y el tercero en el mundo, después de Estados Unidos y China, en cuanto a capacidad de recuperación de aluminio secundario. Un gran resultado que deberían de copiar todos los países de la UE, para conseguir así un mayor resultado favorable para combatir el cambio climático.